lunes, 28 de junio de 2010

Metales y ramas




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tamadaba se hizo pueblo, y el pueblo se hizo Rama. El Valle de Agaete cumplió este lunes su promesa anual de Ramas, bailándolas en honor al patrón, San Pedro.

Con las primeras luces del día, los romeros que el domingo por la noche subieron al pinar, iniciaron el camino de regreso, con el corazón henchido de júbilo festivo.

La noche en Tamadaba fue más dura que de costumbre, por las bajas temperaturas impropias del mes de junio. Sin embargo, la noche mágica en el pinar conservó su esencia, con los romeros entregados a la vigilia festiva, esperando con ansias, el querido amanecer de ramas.

Portando las frondosas ramas de eucalipto, mimosa y poleo, hombres, mujeres y niños, descendieron por la enrevesada vereda, hasta llegar a la Era del Molino. Allí les esperaba el humeante vaso de caldo casero, que en la mañana de cada 28 de junio, sabe a gloria.

En la Era sonó el volador, y se gritaron los vivas al Santo Patrón, y el emocionado recuerdo del “ Cuca”, prendió con fuerza en los cansados cuerpos de los romeros.

La Banda de Agaete hizo sonar los instrumentos, y la enramada se despertó, abriendo la intensa mañana de danza colectiva.

Cantó la caracola como solo sabe hacerlo el día de Rama, y los ánimos derrotados sucumbieron ante la alegría festiva del pueblo.

Se sacaron fuerzas de donde no había y se bailó la enramada con el corazón y el alma, alzando las manos al cielo, en ese bello ritual que se apodera del Valle en la víspera de San Pedro.

Sudorosos, agotados, con el sentimiento más hondo a flor de piel, llegaron hasta los pies del Santo, para depositar la aromática ofrenda traída de Tamadaba.

La tarde se unió con la noche, y El Valle siguió bailando, soñando ya con el próximo amanecer en el pinar que regalará una nueva enramada.

Anónimo dijo...

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